lunes, 19 de octubre de 2009

Sticky Fingers - Rolling Stones (y otras cosas)


  Este metro huele, definitivamente, a menta, y solo por eso todo cobra sentido.
  Pero al final no me respondiste a mi pregunta, al menos no con palabras. Lo pude ver en tus ojos, la respuesta quiero decir. Después me dio miedo volver a preguntar porque, no sé, esas preguntas se hacen una vez, o al menos se espera un tiempo, unos días, unas semanas. Pero igual me hice una idea, ya sabés, todo eso de que los ojos son las ventanas del alma y demás cursilerías.
  En lo que a mi respecta, me gusta tener ese pase diario que me permite viajar en metros, trenes, buses, y demás medios de transporte público a cualquier rincón de Londres dentro de las cinco zonas, of course. A veces cuando estoy volviendo a ese sitio que no tengo otra que llamar hogar en la District Line me gusta hacer una corta parada en Earl's Court, salir, traspasar las puertas (bip) y ver la noche desde ese punto de la ciudad. Después vuelvo a bajar a la estación y vuelvo a las entrañas de ese dragón verde que viaja por el tiempo y el espacio con tanta naturalidad que me da envidia.
 Aunque sobre todo me da un poco de ansiedad, porque no sé, a menudo se detiene y las luces tintinean un poco y da miedo de que no vuelva a moverse. El dragón. Verde. Que hoy huele a menta y suena a Sticky Fingers, mind the gap, y la Waterloo & City Line no está en funcionamiento en ninguno de los sentidos, disculpe las molestias causadas.
  Me pregunto por qué te dio tanto miedo responder a la pregunta. Ya sé, no es facil, pero a la vez es simple y no se pierde demasiado. Conmigo no te tenés que preocupar, no me sorprende casi nada y lo comprendo casi todo. Además soy todo oídos. Aunque no entendí aquello que dijiste, ese lugar que mencionaste cuando te di ese post-it con un dibujito y te dije que era tu ticket para ir anywhere you want to go. Escuché, sí, pero no entendí. A veces no te entiendo y lo sabés. Es que hablás muy rápido y no estoy acostumbrada a tu idioma, sepa entender.
   Es curioso, pero este otro metro también huele a menta, ¿seré yo? No, no puede ser. Yo estuve en el parque comiendo mandarinas. Nada relacionado con menta. Tal vez desde que leí en algún sitio que un metro (subte para ser exacta, decía subte como le dicen los argentinos, yo le digo metro por costumbre, porque en Uruguay no hay y me acostumbré al término español) olía a menta y ahora me sigue a cada metro (subte, underground, tube) en los que viajo.
  Lo pasamos bien en el parque, ¿no? con caricias y besos y manos frías. El lago con patos y cisnes, (que probablemente sean gansos) el silencio de a ratos y we should get a place for when the winter comes, porque el frío nos va a aplastar (aunque si tenés razón, ahora sentimos frío porque recién empieza, que después nos vamos a acostumbrar y no va a ser para tanto ¿viste como te escucho?) y pronto empezará a oscurecer mas temprano. Pero a mi eso de hacer planes, no sé, mi inglesito de tapado azul, soy mala para los planes... y le robo las palabras a Tell  y te digo que ''Qué suerte que no te quiero demasiado, bonito, que suerte que soy libre, que te doy mi tiempo y todo lo que te gusta sin importarme demasiado...''
  Lo bueno de este metro es que me bajo en destino y que sigue oliendo a menta un poco mezclado con mandarina. Como me bajo en destino puedo soñar despierta a mis anchas, con lo que me gusta soñar despierta. Ahora mismo te cuento que sueño un poco con una taza de té. Estoy pensando en la taza mas grande que hay en la cocina, esa de corazones azules. Un té que naturalmente se va a ir enfriando antes de que lo termine, porque me voy a distraer como siempre lo hago. Con dos de azúcar, ya sabés. Dos. Y un poquito de leche.

domingo, 18 de octubre de 2009

Soy tan.

 
Te escribo desde tiempos distintos. A ver si me explico. A ver si me obligo a explicarme, porque esto de explicar se me da muy mal, (a veces pienso que mis pensamientos son tan abstractos, en mi mente, que es practicamente imposible ponerlos en palabras) pero lo intentaré.
    Yo ahora estoy aquí, en este tiempo y espacio, en Londres y afuera hace frío. La noche está hermosa y huele a comida china. Pero vos vas a leer esto y no sé, tal vez estés disfrutando de un caluroso día de verano, tal vez estés bebiendo un licuado de durazno o una taza de cocoa fría con dos de azúcar, o quizá tres.
   Desde este tiempo, entonces, te escribo porque no sé, porque es domingo y hoy caminé por King's Road con paso lento y la mirada en las páginas llenas de palabras de 62/ Modelo para armar. Y me dí de lleno contra sillas de los Cafés, si. Porque vi un pajarito muy lindo y simpático que cantaba como alegre posado en la rama de un árbol que está en un callejón que tiene un encanto que notecuento, que es como estar en un libro escrito en el siglo XIX y que habla de Londres una afternoon de principios de otoño. Porque tomé té en un Café, dos tazas, y con leche, como lo toman acá. Porque cuando me desperté comí pizza casera y después escuché un par de temas de Lou Reed. Porque más tarde me senté en otro Café y tomé más té mientras escribía pequeños pensamientos que surgían en mi mente en un post it.
  Y no sé bien por qué te escribo, quizá porque huele a comida casera y yo cometí el error de decir ''No, thank you, I've already eaten'' y ahora me tengo que distraer con algo, porque me va a dar un hambre bárbara y huele tan bien. O quizá por tanto Polanco, Calac, Juan, Celia, Hélène, Marrast, Nicole, que se escriben todo el tiempo, y se mandan cartas y muñecas y piedras de hule para tallar, y no sé, puede que esté adentro del libro y medio que me haya convetido en un personaje más, tal vez yo ahora sea el caracol Osvaldo del paredro, de uno de los paredros. Tal vez esté juntando corazones que laten en la plaza y que están llenos de hojas.
  Perdoná, de verdad, esto no debe tener ningún sentido para vos. Lo que pasa es que es domingo, y los domingos y el underground en el que volví a casa me ponen así, incoherente y tonta. A veces soy tan.

jueves, 15 de octubre de 2009

Retorno

  Oh, oh. ¿Qué pasó? ¿Volvimos? Oh. Un poco de tiempo libre esta tarde, dos horas metida en una cafetería, dos tés, dos cafés, todo de lo grande. Mucha energía, estoy electrica, café, café, café. Escribí una carta de diez páginas hasta que se me desarmó la mano, hasta que no me quedó mas plata para mas bebidas calientes, hasta que se me terminaron las ideas, hasta que la tinta empezó a palidecer, hasta que empecé a notar en las caras de los empleados que me querían echar -que ya está che, que ya estuviste dos horas acá metida, andate, cucha- hasta que mi vejiga empezó a pedir auxilio.
 Me sentí una adulta, una escritora, una intelectual se podría decir. Las palabras salían como moco aguado en la primera etapa del resfrío. Cuántas palabras,  cuantas ideas, cuanto café y té y cucharita revolviendo, tin, tin, tin.
 Que bien se siente volver a escribir, en un papel con renglones, en uno sin, en servilletas, en la pared, en viejos tickets de cafés ya bebidos, en el blog, en la mano, en la mente...
 Que alivio, que hombros flojos, que mente liberada. Que lindo aire, que lindo cielo sin nubes, que lindas las hojas que caen de los árboles, amarillas, marrones, y hasta algunas que no quieren esperar a envejecer y se desprenden de las ramas aún estando verdes, inmaduras. Que distinto que se ve todo. Será el café, tanto café, no milk, two sugars, please. Que linda música, I'm looking through you, where did you go?
 Y que lindo volver a leer. Palabras, palabras, palabras. Cortázar en inglés es muy raro, faltan ches, vos, laputaqueteparió, y las cosas son tan. Pero en la biblioteca solo hay uno de Julio, y la librería que está de liquidación no tiene ninguno, ni uno ¿podés creer? Extrañaba a mi escritor favorito y los que me traje a esta isla ya los leí, lo necesitaba, a Jules, lo necesitaba leer, a ese cronopio, ese enormísimo cronopio, axolotl que pega la cara contra el vidrio del acuario y piensa como un humano, pero es un axolotl.
  Un año pensando y me cansé, basta de pensar. Basta, basta que hace mal.